Chávez - Mi próximo Gato -
Mi próximo Gato se llamará Chávez o Asufre... en honor a este bolivariano petrolífero del siglo XXI... un dictador carismático y autoritario.
--¿Chávez es la versión posmoderna de Bolívar?
--Al menos, quiere cerrar las promesas que Bolívar dejó abiertas. Asegura estar inventando el socialismo del siglo XXI. En el londinense Hyde Park anunció solemne: "A nosotros nos toca una tarea mucho más comprometida que la que le tocó a Bolívar, nos toca salvar el planeta".
--No tiene abuela el presidente.
--Se está convirtiendo en una especie de mesías petrolero y mediático.
--Mal asunto el mesianismo.
--Tiene un perfil autoritario pero, por su talento comunicativo, integra un asombroso matiz afectivo. El lema de su campaña electoral fue Yo te amo. Chávez es un caudillo sentimental. Es una emoción. El administrador de la esperanza del país.
--Seguirá en ello. Volvió a ocupar el sillón el 10 de enero.
--Al país le ha hecho bien. Vivíamos en una Venezuela empeñada en negar lo que ocurría. Durante la campaña electoral, ningún candidato llamó al otro por su nombre. Chávez hablaba de Rosales como ese aspirante de la oposición, y Rosales se refería a Chávez como ese tipo.
--Si no se nombra, la realidad no existe.
--Pero ahora la oposición ha entendido que existe el chavismo y, por primera vez, tiene un proyecto de país más allá del Chávez, vete. Y el Gobierno está obligado a entender que hay un 40% de la población al que no le gusta su proyecto. El problema es que Chávez ha dicho que piensa quedarse hasta el 2030.
--Sin Bush en la Casa Blanca, se quedará sin su tentetieso.
--Es un poco loco que Chávez hable así todo el tiempo de su mayor socio comercial. Nunca le negará el petróleo a EEUU. Creo que, sin el blanco fácil de Bush, se difuminará su perfil de defensor de los pueblos oprimidos frente al imperio.
--Menos sustancia para sus monólogos televisados.
--¡Le encanta hablar! Es un hombre que escribe su autobiografía todos los días. Habla de su mamá, de su abuelita... ¿Qué persona puede estar hablando siete horas sin la pequeña duda de que se equivoca en algo?
--Fidel Castro ya no está para esos trotes, no.
--Latinoamérica ha probado que el fondo no existe. Pero dentro de las muchas izquierdas que anidan en ella, la peor es la de Chávez. Es la más militar, la más controladora, la más intolerante y... ¡la más rica! Esa es nuestra desgracia.
--¿Da la talla para protagonizar un culebrón?
--De Chávez hay una versión melodramática: la del tipo humilde que va de la cárcel a la presidencia. Y eso fascina. Pero me temo que no admitiría compañeros de reparto. Él se ve como el protagonista único.
--¿Sigue usted ganándose los tamales como guionista de telenovelas?
--Sigo viviendo de eso, sí.
--¿Doble personalidad?
--No. Pago el alquiler haciendo de mercenario y luego robo tiempo para la literatura. Y nunca tuve problemas morales por eso.
--Una accidentada infancia le ha dado mucho de sí.
--Ja, ja. Cada vez que me hacía una herida y me daban puntos, mi papá me traía un libro. ¡Coleccioné 42 puntos repartidos en todo el cuerpo antes de los 15 años! Pero con Karl May, el autor de novelas del Oeste, tuve una revelación. Él era alemán y nunca puso un pie en Norteamérica. ¡Me impresionó tanto el poder de la imaginación!
--Y ahí está usted, escribiendo de la enfermedad y de otros asuntos...
--Antes, uno podía ser un escritor sin lectores, porque tenía detrás a un Estado petrolero que te publicaba. Eso fomentó una especie de desprecio por el lector y por el mercado. Cuanto más complicado y europeo era el libro, mejor. Pero ahora hay muchos escritores buscando lectores.
--Mientras, Chávez vende a Chomsky desde el podio de la ONU.
--Es un lector voraz. Un tipo inquieto e informado. Chávez se está convirtiendo en un mito y él se lo va creyendo. Eso es quizá lo que más problemas le va a traer.
--Un detalle. No me ha quedado claro su nivel de antipatía...
--Chávez ha hecho una cosa importantísima: ha puesto la pobreza en la agenda. Ha politizado la miseria. Ya nadie hará un proyecto de país sin tener en cuenta la desigualdad. Pero, junto a eso, ha controlado al Estado, nos ha robado la ciudadanía y ha instalado el viejo hechizo de la revolución. Ya sabe, eso tan espantoso de: "Con la revolución, todo; contra la revolución, nada".